
Las agrupaciones de trabajadores autónomos ofrecen la posibilidad de facturar por tus servicios sin necesidad de formalizar el alta como autónomo. Pero, ¿en qué situaciones resultan realmente beneficiosas?
Imagina que necesitas emitir una factura por un servicio, pero no quieres lidiar con los trámites y responsabilidades de ser autónomo. En este escenario, muchos optan por unirse a una comunidad de trabajadores autónomos, buscando una alternativa más simple a las declaraciones, papeleos y responsabilidades asociadas al estatus de autónomo.
Una agrupación de autónomos funciona como una asociación de trabajadores que emite facturas en nombre de sus miembros, también conocida como cooperativa de facturación. Los autónomos que forman parte de la cooperativa, al abonar la cuota correspondiente, pueden facturar por sus servicios sin tener que formalizar el alta como autónomo.
La cooperativa asume la responsabilidad de emitir la factura, pagando al miembro la cantidad correspondiente por el trabajo realizado. Sin embargo, existen algunas limitaciones en términos de Seguridad Social y posibles comisiones por servicios.
El proceso en una cooperativa de autónomos es bastante simple. Al unirte a la cooperativa, te conviertes automáticamente en miembro de la misma. Posteriormente, la cooperativa puede facturar por tus servicios, reteniendo una comisión por sus gestiones. Además, se encargará de gestionar tu alta en la Seguridad Social y realizar el pago del IRPF, generalmente al mínimo del 2%.
Es importante destacar que las facturas enviadas a los clientes no llevarán el nombre del autónomo, sino el de la cooperativa. Los clientes realizarán sus pagos a la cooperativa, y una vez recibidos (descontando costos e impuestos), la cooperativa transferirá el pago al autónomo.
Como miembro, el trabajador adopta el rol de empleado de la cooperativa, lo que permite a esta última realizar pagos regulares, equivalentes al importe de las facturas generadas.
Esperamos que os haya gustado el artículo de hoy, nos vemos en el siguiente 🙂