
En numerosas ocasiones, los trabajadores autónomos se encuentran en la difícil situación de tener dificultades financieras para hacer frente a sus deudas fiscales. Ante este escenario, la Agencia Tributaria brinda una serie de alternativas para posponer el pago de impuestos y abordarlos en un momento más conveniente.
Una de las opciones más reconocidas es la posibilidad de dividir el pago en dos partes mediante un proceso de fraccionamiento: inicialmente, abonando el 60% y posteriormente, el 40% restante. Sin embargo, existe también la alternativa de aplazar directamente el pago del IRPF, similar a lo que se haría con otros impuestos.
El fraccionamiento de la RENTA, regulado por el artículo 97.2 de la Ley de IRPF y el artículo 62.2 de su Reglamento, permite a aquellos contribuyentes con un saldo positivo en su declaración de la renta abonar la cantidad correspondiente en dos plazos sin intereses. Este método, exclusivo del IRPF entre los impuestos estatales, se activa por defecto al presentar la declaración a través de la página web.
El primer pago se realiza en la fecha límite de la campaña de la Renta, el 1 de julio, cubriendo el 60% de la deuda, mientras que el segundo, que representa el 40% restante, tiene una fecha de vencimiento que varía anualmente, establecida por la Agencia Tributaria.
Por otro lado, el aplazamiento del IRPF en varias mensualidades ofrece una alternativa para aquellos que prefieren distribuir el pago en cuotas a lo largo del tiempo. Aunque menos conocido, este método permite un mayor grado de flexibilidad, aunque con intereses de demora del 4.06%. Para optar por esta modalidad, es necesario realizar una solicitud específica a través de Renta Web al presentar la declaración de la renta.
En resumen, tanto el fraccionamiento como el aplazamiento representan herramientas valiosas para la gestión inteligente de los impuestos de los autónomos. La elección entre estas opciones dependerá de las necesidades financieras y la preferencia individual de cada contribuyente.